domingo, 10 de mayo de 2015

MUSEO DE ARQUEOLOGÍA ANTONIO SANTIANA

El Museo Antropológico Antonio Santiana guarda una colección arqueológica de 1300 piezas y resalta la figura humana, plasmada en esculturas y artefactos utilitarios y rituales, inspirados en personajes reales que hablan no solo de un antropomorfismo sino también de un antropocentrismo de los pueblos prehispánicos.
En este museo vamos a encontrar un atractivo diseño en el que se combinan murales, dioramas, textos explicativos y 27 vitrinas con valiosas piezas de las colecciones que pertenecieron a Jacinto Jijón y Caamaño, Federico González Suárez, Max Uhle y Antonio Santiana.
El Museo Antonio Santiana, es el más antiguo del país y guarda un patrimonio de singular importancia tanto por su calidad arqueológica, cuanto por el alto nivel académico de sus donantes e investigadores.


Con el nombre de “Museo Arqueológico Nacional” adscrito a la Universidad Central, fue creado en 1925 por el Consejo Universitario siendo rector el Dr. Isidro Ayora. Su primer Director fue el científico alemán Max Uhle, quien había sido traído al país por el eminente investigador Don Jacinto Jijón y Caamaño.
Cuando el museo estaba ya funcionando y era admirado por su exposición de cerámica, metales, osamenta de megafauna e instrumentos modernos para la época, sufre un incendio el 9 de noviembre de 1929 que hasta la fecha nos ha dejado las secuelas de su afectación, pues se carbonizaron vestigios de madera, tejidos, huesos de mastodontes hallados en Alangasí y, lo que es más, todos los documentos de respaldo de las piezas arqueológicas, tornándose muy difícil conocer su procedencia individual.
La catástrofe le llevó a Max Uhle a emprender investigaciones en varios lugares de su predilección; es así como entre 1929 y 1933, realiza intensas excavaciones en Cumbayá, Alangasí, Cochasquí, Carchi, Esmeraldas y Manabí.
En 1933 le reemplaza en la cátedra de Arqueología y la Dirección del museo don Jacinto Jijón y Caamaño por poco tiempo, pues lamentablemente, por insidias políticas tiene que abandonar el país y cerrar el museo, no sin antes haber incrementado la colección arqueológica con nuevas donaciones suyas.
Luego de casi 25 años, en 1959, los esposos Antonio Santiana y María Angélica Carlucci retoman la apertura del museo incrementando a la colección arqueológica una muestra de cráneos y varios instrumentos indígenas contemporáneos, frutos de sus investigaciones de Antropología Física y de Etnografía.
En 1992 el Consejo Directivo de la Facultad de Filosofía concede la cátedra de Arqueología y la Dirección del museo al Doctor Holguer Jara Chávez, quien realiza un montaje cronológico de las piezas más representativas por culturas e inaugura una exposición arqueológica en 1994.

Bajo su misma dirección y con una importante inversión del FONSAL, previo convenio firmado con la Universidad Central se ejecutan tareas de restauración de los espacios de 2 salas de exposición, un salón de audiovisuales y oficinas del museo, así como la elaboración de vitrinas, la museografía, el funcionamiento moderno de todas las instalaciones y la publicación de su respectivo catálogo.
La concepción teórica del museo de la Universidad Central contribuye a desvanecer el mito de América como el continente inferior y sin memoria histórica, y a desmitificar la vieja tesis euro centrista de la inferioridad de los pueblos americanos. Ante esa percepción deformada e histórica se redescubre a nuestros pueblos y a su proceso de su evolución cultural, en el tránsito de primitivas formas comunitarias hacia formas pluriclasistas de división del trabajo, lo cual se expresa en el desarrollo de múltiples ámbitos del saber y el hacer, como en la cerámica, la agricultura, la construcción de viviendas, caminos, embarcaciones, monumentos ceremoniales, textilería, orfebrería, platería, medicina. Se destaca el uso y conservación del suelo y del agua, mediante los cultivos en terrazas y la construcción de canales de riego; el conocimiento de la flora y fauna nativas, y la sabia utilización de las plantas medicinales para la satisfacción de sus necesidades básicas: alimentación, vivienda, vestuario, comunicación, fabricación de  herramientas y objetos ceremoniales.
El museo Antropológico de la Universidad Central guarda importantes testimonios materiales de las principales culturas precolombinas del Ecuador y con ello se recrea la verdadera historia aborigen. Expresa Plutarco Naranjo en el estudio introductoria al libro El Pan de América: Cuando los españoles descubrieron América -esto lo atestigua el propio Colón en su diario y sus cartas a los Reyes Católicos-, encontraron un pueblo saludable, de gentes robustas y singular belleza. Mientras fueron señores de sus tierras, los aborígenes de América gozaron de una alimentación variada y balanceada. Desarrollaron técnicas agrícolas que les permitía gozar de buena alimentación y nutrición. La conquista implicó una profunda alteración en sus patrones alimentarios pasó a una dieta limitada y monótona. América tanto en su parte tropical como en su área andina fue un importante centro de domesticación de plantas y de desarrollo de nuevos cultivos, algunos de los cuales, ahora sabemos son de muy alto valor alimenticio: la quinua, el chocho, los amarantos.


En bien logrados dioramas e ilustraciones el museo presenta secuencias históricas de la evolución cultural de los pueblos que habitaron la Costa, la Sierra y Amazonía de lo que ahora es el territorio ecuatoriano. La historia oficial destacó las hazañas• de los conquistadores pero ocultó la verdadera historia y cultura de los pueblos americanos, las técnicas para enfrentar los problemas de sobrevivencia y reproducción social y los conocimientos protocientíficos del mundo físico y del mundo viviente. Hace cinco siglos se edificó el mito del continente inferior y sin memoria para justificar la explotación y el genocidio colonial; luego se pretendió levantar el mito del fin de la historia para imponer el pensamiento hegemónico y la política de dominación global. El Museo Antropológico de la Universidad Central contribuye a desterrar mitos y prejuicios, aporta al fortalecimiento de la conciencia social de nuestro pasado que nos enorgullece y afirma como un pueblo dueño de una larga historia, con la cual todos los ecuatorianos debemos identificamos.


Horario: lunes a viernes de 08h00 a 17h00 Dirección: Universidad Central del Ecuador, Facultad Filosofía. Av. América Teléfono: 222 6124 Precios: Adultos 1,00 – Estudiantes 0,50

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